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27.11.12

Hace un rato

Martes, salgo del colegio a las ocho porque tenía la  única materia que me faltaban por cerrar. El de arte de pone un ocho y me hago un poco la ofendida ya que es mi nota más baja (pero siendo sincera para el arte me cago del hambre) Voy caminando por Evita y me quedo sin bateria en el I-pod, que es lo peor del mundo.
Y voy en el 621 (que cuesta 0.25 centavos más que el 86 o el 193) hasta Laferrere. Voy caminando y chateando con Alejandra, una chica muy linda que me cae muy bien.
Y veo a las mujeres que baldean las veredas con el olorcito que eso provoca. Saludo a las dos viejitas de Magnasco que siempre que llega esta época salen a la vereda a ver pasar a la gente. Escucho el skate de un chico que no puede tener más de 16 años. Veo un cartonero y un caballo y me impresiona el sonido del caballo. Y a una mujer gritandole al nene para que no juegue en el asfalto porque - Te va a cagar atropellando un colectivo, pendejo pelotudo!
Y el olor a pasto cortado y manguereado, y la basura quemándose. Y el olor al aceite del local del gallego.

Me entra una nostalgia, y me siento en Argentina. Hay días que me digo a mí misma:- Hoy es el típico día Mallorquín, es un día de Mar del Plata, es un día de Buenos Aires, etc.  Y no recuerdo un día tan de barrio como el de hoy. Hoy fue un día totalmente Laferrere. Y ahora, en el taller, estoy escuchando música ajena y entra por la puerta el dulce olor de jazmín.
Me gustan los días como hoy. Donde no todo es visual, y donde te llegan las sensaciones por el olfato y el oído.

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