Les voy a contar una anécdota de hace unos cuantos cuantos días.
Yo hace un año, ponele, me comí a un rastaman. Era un morocho que siempre se reía, tocaba los timbales y era una ricura, tenía uno o dos años menos que yo. Juan se llamaba. El mismo día que nos besamos me empezó a mandar mensajes hablando de miles de cosas y en una supongo que le dije que no se olvidara de mi y me puso (cito literalmente porque todavía hoy sigo teniendo ese mensaje de texto) -Ni después de un diluvio me olvido de vos, bonita.
Hasta ahí todo bien? Bueno, el otro día iba en el 86 a la mañana, parada y escuchando de todo un poco cuando lo vi al rastaman con una rastamandita. El pibe me miro, me volvió a mirar achinando los ojos para ubicarme en espacio y tiempo y después giro la cara.
Fuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa loco, como me pude reir, tanto mensaje, tantas conversaciones de almas gemelas tanto paripé y después te encontras con esa persona y no sos capaz de saludar? Mamadera... Una ya no se puede fiar de nadie!!